En esta nueva propuesta, María Alcaide contrapone estrategias de resistencia al trabajo desde el análisis del contexto cultural andaluz y el lenguaje asociado al cansancio laboral. La fatiga y la queja —también el quejío— son entendidos aquí como formas de resiliencia somática, obrera y feminista.
Se trata de una investigación plástica en torno a ciertas referencias textuales y sonoras ligadas al trabajo y su representación en la cultura andaluza, en la que tiene una importancia fundamental el flamenco. Un conjunto de piezas textiles que toman como referencia ilustraciones y modelos anatómicos del aparato fonador nos trasladan la complejidad de la voz plural del pueblo andaluz.
Martinetes, pregones, cantes de trilla, de fragua o mineras son testimonio de ello. Sin embargo, ¿hasta qué punto estas manifestaciones podrían llegar a configurarse como estrategias de resistencia al trabajo? De alguna manera, ¿el quejío podría llegar a entenderse como una forma de expresión popular dirigida a una suerte de reparación colectiva? y, en ese sentido, ¿sería posible elaborar una genealogía andaluza de la representación en la que el quejío tenga un papel político y emancipador o hablamos más bien de formas estéticas y ficciones que perpetúan estereotipos en la intersección entre el trabajo manual y lo sureño?
Estas y otras cuestiones derivadas del trabajo en el taller se despliegan en la sala sin inquietud de resolverse, sino manteniendo abierta la pregunta para quien quiera darle respuesta, siempre atravesando el cuerpo.
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